Despuntar

El tren arranca, dejando despedidas tibias,
huye hacia nuevas fronteras de colores distintos.
La tierra lo saluda
mostrándole un paisaje de trabajo que atraviesa la tarde.
Llegan las sombras, se trepan y la noche toma el camino.
...
El tiempo gana otro amanecer y vuelve a brillar el verde
llegando el mediodía que quema el paisaje.
La marcha no se detiene y el verde, el mismo verde apurado agita sus brazos.
Todo se aleja detrás, los sentimientos perdiéndose en el gris de una paloma.
El camino sigue simple y sin sorpresas.
El tren llega, cae un papel, y entre saludos,
un poema, comienza a tener forma.